Se usa, se estila en nuestros tiempos la expresión “es mundial!”. De esa
forma, se hace referencia, irónicamente, a algo sorprendente, ilógico,
imposible quizás. En nuestro país, entonces, el bicentenario… es mundial!, el
mundial… es mundial!, Argentina…, Argentina es mundial!
Vivimos hoy una efervescencia patriótica fruto de dos acontecimientos
cíclicos que tocaron (o manosearon) los corazones de los argentinos este año:
bicentenario + mundial de fútbol. Cada cuatro años se exacerba hasta el
infinito el sentimiento por nuestra camiseta (perdón, quise decir nuestra
bandera) y se desata el frenesí colectivo. Si a eso le sumamos los 200 años…
agarráte Catalina!. Dicho sea de paso, este año la
Argentina cumple en realidad 194 años
(9 de Julio de 1816), pero por las dudas festejemos ahora, no vaya a ser que
los Mayas tengan razón, en el 2012 se vaya todo al tacho y para el 2016 no
quede nada ni nadie.
Una imponente maratón televisiva de festejos “bicentenarios” encendió la
llamita del fervor nacional, justo antes de que el ventarrón de la copa del
mundo avivara y desparramara el fuego por todas partes. Y si digo “maratón
televisiva de festejos” es, justamente, porque creo que no fue mucho más que
eso. ¿Es realmente un festejo nacional tener 5 días desbordada de gente la 9 de
Julio? (paradójico que
la avenida se llame así) Lo nacional fue la
transmisión, que no es lo mismo. Por TV se vio espectacular, sin dudas, pero no
fue más que un “show” apuntado a conmover televidentes de todo el país,
haciéndolos sentir parte de un festejo totalmente unitario. Unitario haciendo
referencia a que fue en un lugar único. Se embarra el concepto si tenemos en
cuenta que se desarrollaban otros festejos con otra bandería política a solo
tres cuadras de allí, en el teatro Colón, aunque no vale la pena meternos en
ese tema, o, mejor dicho, vale la pena reservarlo para otro posteo. De
todas formas, el unitarismo es un mal al que estamos tristemente acostumbrados:
ya que de fútbol hablamos, basta con mencionar que el “clásico del sur” es
Lanús-Banfield. Sin comentarios.
Al fin y al cabo, si el objetivo era despertar el amor propio en la
gente, se logró ampliamente, con una manito del siempre oportuno mundial de
fútbol. Así, en un arrojo patriótico, hoy todos tenemos banderitas colgadas de
los balcones, en los autos, lucimos remeras celeste y blanco, nos emocionamos
con el himno…; en fin, todos esos clichés dignos de patriotas grandilocuentes
como los que vemos en películas yanki-bélicas. Pero, a todo ese circo de
positividad, le antepondremos un signo negativo ni bien algún equipo ose
eliminarnos por penales. “Del éxtasis a la agonía”, diría Bersuit. Y ahí vuelve
todo a la normalidad: el bicentenario se transforma en mera estadística, el
himno vuelve a despertarnos solo bostezos en los actos públicos, las banderitas
las guardamos en esa caja en la que se guardan las cosas de uso cíclico (árbol
de navidad, escarapelas, etc). Aquí no ha pasado nada. Hasta dentro de cuatro
años! (o cien).
Emergen así, misteriosamente, los malditos temas de actualidad,
reaparece la política, a la cual creíamos aplastada y muerta por una Jabulani
gigante. Todo retorna. “Tenemos el gobierno que nos merecemos”, volverá a decir
algún viejo en un bar. “También tenemos la selección que nos merecemos, ehh”,
retrucará su fiel compañero de cartas, café y Legui, intentando así empapar de
actualidad la ya gastada reflexión de su amigo. Nuestra vida es cíclica, es un
vaivén, no cambiamos de dirección hasta que no llegamos a un extremo. Es
mundial!
Y querramos o no, así somos. Como bien dijo el aplaudido Diegote: “no
seré gris en mi vida”. Qué mejor síntesis del Ser argentino: determinante,
tosco, ciclotímico, obstinado. Blanco/negro, River/Boca, Peronismo/Radicalismo,
Derecha/Izquierda, bicentenario en el Colon/ bicentenario en el obelisco.
Uffff!!! Empiezo a pensar que el no ser determinante y tajante es un don. Un
don que no tenemos, claro está.
Welcome to Argentina!!! Estos dos meses son una mera muestra gratis de
lo que la insensatez y el fanatismo desmedido pueden alcanzar. Pasen y vean, es
mundial!