No soy un gran capitalista. Nadie lo esperaría a mi temprana edad. Tengo unos morlacos ahí amarrocados pero es una suma escasa en magros pesos argentinos que valen cada vez menos bajo mi colchón. Pongamos que tengo $6000. ¿Qué puedo hacer para que ese dinero me genere algún tipo de ingreso sin mover un dedo? Pretencioso el pibe. Yo me autodenominaría “microemprendedor”.
Ya me van sacando la ficha: quiero algún currito que me permita hacer mi vida y me brinde cierto tipo de ingreso. Y no soy ningún transgresor eh, lo que quiero implementar es una práctica que existe desde que existe la posesión, desde que hay desigualdad entre el que tiene y el que quiere tener. Simple: quiero alquilar, rentar, arrendar algo.
Pero en este punto se ve realmente el talento del microemprendedor. ¿En que se puede invertir ese dinero con el firme objetivo de poder alquilar el nuevo bien? O sea, tenemos que comprar por esa suma algo que sea alquilable a buen precio. Glup!
Ideas hay. Un proyector digital, quizás, ahora que es algo tan indispensable. Algunas sillas de ruedas, por qué no. Elementos para catering, o para decoración, bicicletas, sonido y/o iluminación para eventos, zapatos, castillos inflables, disfraces para fiestas, hidrolavadora, turbina de calefacción, plantas ornamentales, videojuegos, pelucas… Puffff, tantos potenciales fracasos que es difícil decidirse. Aunque no lo crean la pulseada la van ganando las sillas de ruedas.
Pensémoslo así, es eso o generar algún ingreso a través del blog. Podría cobrar cada lectura. A vos, por ejemplo, unos 10 dólares por leer esto, no estaría nada mal. Te caería en este preciso instante una especie de patovica que te tocaría el hombro y te diría: “señor/ra, ¿efectivo o tarjeta?” Justicia al fin, me lleva tiempo plasmar acá mis miserias como para que sean leídas gratuitamente. Lean pues y desásnense, que Indignados Club es gratis…, por ahora.