domingo, 29 de mayo de 2011

Copyright indignado

¿Perdón? ¿Cómo es eso de que los gallegos están indignados? Gallego se entiende aquí, en Argentina, a cualquier ciudadano español, sea o no de Galicia. Vale la salvedad por si estas líneas cruzan el gran charco y llegan al viejo continente (ambicioso el pibe). Por las dudas.
Retomemos: “Miles de jóvenes españoles, y no tan jóvenes, se lanzaron a las calles para mostrar su indignación por la difícil situación que atraviesa España.” No quiero ya en el segundo párrafo amenazar con iniciar acciones legales, pero, escúchenme “madros patrios”, ¿cómo se atreven? Los derechos de autor de la indignación son nuestros, somos la indignación hecha persona, hecha pueblo. Y ahora nos quieren hacer creer que 2000 gallegos amontonados en una plaza es indignación. ¡¡¡Pero por favor!!! Tamaña falta de respeto.
Acá estamos indignados desde el Big Bang, o desde que Adam tomó esa bendita manzana. Si te dijeron que no, ¿para qué la tocas? Ni que fuera un chocolate… ¡qué indignación!. Nos indignó que la Pangea se fragmentara y vayamos a parar al culo del mundo; nos indignó el Triásico, el Jurásico, el Cretácico y todo lo que terminara en “ásico”; nos indignó la era glaciar con ese frío insoportable; nos pusieron los pelos de punta todas las edades; y hasta nos fastidió que después, de paso, nos conquisten y nos saqueen. Bueno, es cierto que en ese entonces nuestros genes estaban más en vuestro bando. Ahhh… por eso nuestra eterna crisis de identidad. ¡Que indignante!
Me siento un padre sermoneando al hijo al decir que la indignación no se retoma cuando se conviene. La indignación es una filosofía de vida. Aunque parezca imposible, se construye a través de ella y se ve el mundo con la dosis justa de escepticismo. Se puede inclusive llegar a crear un club al respecto: www.indignadosclub.com.ar (ejemm! chivo).
No está mal que haya cosas que nos indignen, es en cierto modo la fuerza y la tensión que nos mantiene despiertos. Si nada nos molestara, los sucesos satisfactorios no serían tales. Todo es en relación a lo que no es (frase digna de ser pegada en la heladera).
No quiero, sin embargo, que me terminen acusando de hacer apología de la indignación, ni que resuman que “me indigna que se indignen”. Solo se defiende desde acá lo nuestro, y la indignación es más nuestra que el choripán. Así que queridos hermanos españoles, vosotros sabéis que os debéis regalías por derecho de autor. Tened cuidado, además, no vaya a ser que la indignación y modus operandis “sudacas” conquisten lentamente Europa. Grecia y España, prontos a sucumbir. ¿Se viene la contra-colonización?
Vuestras últimas actitudes nos recuerdan mucho a nosotros mismos, y miramos desde aquí con la sonrisita socarrona que esconde un: “je, nosotros  ya pasamos por eso”. Cuanta similitud. Pensar que siempre se nos trata como al hijo no deseado, no reconocido, cuando el ADN está a la vista. En el fondo (y no tan en el fondo), nos parecemos… ¡Qué indignación! 

2 comentarios :

  1. jaja... me encantó!!! muy divertido este texto, me pareció genial!!
    igual creo q no tenés la dosis justa de escepticismo... (si es que lo dijiste por vos)
    jeje

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  2. la de recién fue chivy... obvio! jep!

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