domingo, 22 de agosto de 2010

…I-ni-esta caso a un gay!

Atrasada reflexión, pero reflexión al fin. Vale la pena. Vale la pena mirar los hechos también con cierta distancia en el tiempo, es cierto. ¡Así que allí vamos! ¿Qué pasó que no me di cuenta? Ya no recuerdo. No sé si Alemania nos metió cuatro o si se nos metieron cuatro nazis a pregonar en alguna plaza; no sé si Maradona odia la guerrilla o si va a ser el próximo técnico de la selección colombiana; no sé si Grondona es gay o solo le gusta “tranzar”. En fin, no sé!!! No sé cuando terminó el mundial y cuando empezó el acto siguiente. ¿Será que las transiciones son cada vez más sutiles? ¿Será que las luces de una escena se yuxtaponen prácticamente con las de la escena siguiente? “Ohhh… qué será, qué será…” (diría Chico Buarque).
Por si alguno no pescó el sutil sarcasmo, este ensayo apunta a reflejar mi indignación (I-N-D-I-G-N-A-C-I-O-N) sobre la superficialidad con la que cambiamos, o nos hacen cambiar, de tema de discusión. ¿Culpa del chancho o del que le da de comer? De ambos, claramente. El mismo viejo que habló de Iniesta en ese bar, habló de Pepito Cibrián la semana siguiente. Y sí, pobre viejo. Es que ambos (Iniesta y Pepito) dirigieron, a su tiempo…en su momento, el show parafernálico mediático, lo que Pedro Guerra señala acertadamente como “el circo de la realidad”: “(…) ponga aquí su intimidad, hable aquí de su dolor, venda su fugacidad.”
Qué casual, que espontáneo, que azaroso que surja como un “twister” categoría 5 el tema del casamiento homosexual, justo (justo, justo) inmediatamente después del estrepitoso fracaso mundialista de una selección nacional con “banca” e intereses políticos detrás: con fútbol para todos, con Maradona para todos, con bicentenario para todos…, en fin, todas esas cosas “para todos” que todos sabemos que no todos nos creemos, pero que, sin embargo, casi todos se creen. Qué casual, que espontáneo, que azaroso poner en primer plano un tema que por sí solo fractura, resquebraja, divide, confronta a sectores que fueron, son y serán antagónicos. Unos cuestionan a otros por retrógradas, los otros a estos por… “putos”, lisa y llanamente, y por ver amenazado su mundito ideal de familia tipo.  Listo, “pelea para todos”.
Y enseguida se arma el circo. Aparecen los que defienden solo por defender, los que atacan solo por atacar, y nadie se pone a pensar que quizás ambas formas de pensar son válidas. La defensa del matrimonio tradicional es también, en cierto punto, legítima, y es clave entender esto ya que hay una suerte de exacerbamiento de la postura “a favor” del matrimonio igualitario. La gente que considera inmodificable el matrimonio tradicional realmente lo cree sostén de la sociedad y la civilización. Y si están equivocados (seguramente lo están), es propio hacérselos saber, lo cual no significa necesariamente descalificarlos. Se genera así lo que yo llamaría la “contra-discriminación”: los discriminados discriminan y descalifican a los discriminadores de la misma forma en que ellos lo hacen, poniéndose automáticamente es su mismo nivel de mediocridad. Ojo por ojo… Sí sí, así como “6-7-8” puede atacar alevosamente al archi-garca Grupo Clarín siendo tan poco imparcial como el multimedios mismo. Sería la misma lógica. Has lo que yo digo y no lo que yo hago.
Así, de a poquito, o más bien rapidito, haciendo caso omiso al “alguien tiene que ceder”, el país se la juega, todos estamos a favor o en contra, fiel al San Diegote y sus “no grises”. Ehhhh! vos..., ¿estás a favor o en contra del matrimonio gay? No sé, ¿tengo que estar necesariamente parado en uno de los dos bandos? Y claro, obviamente, en esa tónica la definición en el Senado la vivimos como un partido de fútbol, como una final. Sí sí, la votación de una ley!!! Con gente en la plaza con banderas y pancartas hinchando para un bando u otro. Sí sí!!!
Está bien, “ganaron” todos aquellos que apoyaban el matrimonio igualitario y “perdieron” todos los que se oponían, está bien, eso seria resultado de una ecuación básica. ¿Pero acaso con toda esta "riña" no perdemos un poquito todos? ¿No se fractura la tan vapuleada Argentina un poco más? “Derrota para todos”. Ah, ah, ah…., pero no. La inmensa carpa de este circo (y me parece ya casi una obviedad) oculta el accionar de manos negras, mandatarios y cia. que esconden bajo un discurso defensor de minorías excluidas y reivindicador de mayorías relegadas, sus hiper ambiciosos intereses personales. Si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera. ¿¿¿Los de afuera???  Ayyy… José Hernández, te quedaste corto, a los hermanos los pueden devorar también los de adentro.
Y ya lo vivimos a esto hee, ya viví una votación del Senado como una serie de penales en el Morumbí. Ya lo vi. La ley 125 y las retenciones al campo. ¿Y a que llegamos con todo esto? Si al fin y al cabo la vieja que flameaba su banderita naranja que tanto puteaste vive al lado de tu casa y la ves y tratás todos los días; además de que la nieta es la mina que querés como novia…,  o novio (?).
En fin, se nos acabó el fútbol más abruptamente de lo deseado (cuatro veces más abruptamente de lo deseado, cuak!) motivando la puesta en escena de una nueva realidad. Pero hay temas que no son dignos de ser tratados tan ligeramente como el fútbol, cuestiones que afectan más vidas que la de Messi y su delfín. ¿Que nuevos culebrones nos depararán entonces los medios de comunicación en el futuro? ¿Cuáles serán nuestros nuevos próximos enemigos? ¿Quién será juez de nuestra próxima riña legislativa? ¿Qué nueva dualidad será capaz de inventar el (in)conciente colectivo argentino? Mamita querida, tantas preguntas quedan tan chiquitas e insignificantes al lado de otra: ¿seremos alguna vez capaces de no ser tan determinantemente parciales?