martes, 26 de abril de 2011

Cuando el pecado es no pecar

Lo que semana santa nos dejo. Antes que nada, algunas salvedades:

-   Pascua, para la mayoría de la gente, no es más que otra excusa para comer y chupar a rabiar en familia.
-   No es recomendable hacer un asado a modo de cena un jueves santo porque muy probablemente se te demore y termines comiéndolo el viernes a las 00:10hs. De todos modos, hay quien dice que tampoco se puede comer carne un jueves santo. En ese caso, estamos al horno hace rato.
-   Decir en viernes santo que “el pescado no es pecado”” (o algo así) es un chiste obvio y bobo.
-   Es fija que a lo largo de la semana nos enchufen por tele varias veces “La pasión de Gibson”.
-   No todas las catequistas se parecen a su estereotipo, o sea… no todas son viejas y gruñonas. Doy fe que existe exactamente la antítesis.
-   Escribir en tercera persona es la mejor herramienta de quien no se asume autor de los hechos, je.

martes, 19 de abril de 2011

Surrealismo o reventar (parte I)

Lo que voy a relatar es verídico. Sé que a menudo puede que se “inflen” determinados acontecimientos para que a la hora de su narración resulten dignos de la atención de un eventual receptor. No es este el caso. Esto me pasó, no lo soñé. Ehhh…, aunque en verdad lo que estoy a punto de relatarles es justamente un sueño. O sea, a ver…, no soñé que lo soñé, sino que el soñar fue un hecho real. ¿Se entiende? Bueno, quedó medio enredado este párrafo, relean u obvien.
Voy a ser conciso, principalmente, porque uno es incapaz de recordar los sueños con exactitud. Con suerte al despertar se pueda repasar vagamente el contenido de ese sueño y así quedarse con un recuerdo idealizado, pero no mucho más que eso. Ahí va.

lunes, 11 de abril de 2011

Con la música a otra parte

Soy músico. Algunos me conocen e inevitablemente lo saben. Quienes no saben quien soy, sépanlo, soy músico. Peor aun, soy guitarrista y cantante, lo que es algo así como cómo no saber nadar en el Titanic. Mucha gente, poco bote, mucha agua. “Oh, Jack!!”
Hay una arista inevitable de la vida del guitarrista: las reuniones sociales y la exigencia de que toque. Un gustoso de la música, fino, obsesionado por la “buena” interpretación suele rehuir de esas instancias.
- “Sí, toco la guitarra pero tengo medio jodido el pulgar, me lo apreté con la puerta del ascensor, no sabes lo que duele.”
- “¿Eehh, a mi me hablas? Tengo el oído tapado, no escucho un pomo. ¿Eehh? ¿Que toque? Nooo, no soy Beethoven como para tocar así”.
- “No puedo tocar en celebraciones paganas, mi religión no me lo permite.”

viernes, 1 de abril de 2011

Globalizando la paz y la moneda

¿Qué es la globalización? Sinceramente, hasta hace un tiempo pensaba que la globalización eran los coreanos del super de la vuelta de mi casa, o de su casa, señora, señor, porque todos tenemos un coreano a la vuelta. Algunos más poéticos pensaron que la globalización era Sir. John Lennon pidiendo por la paz mundial desde la catrera con un bicho japonés. Pero no. La globalización se presentó formal y explícitamente hace un par de días.
Un negro hawaiano devenido en máxima autoridad de la máxima potencia, condecorado con el más prestigioso premio sueco a la paz da desde territorio brasileño la orden de bombardear Libia, en pos, entre otras cosas, de evitar que Europa se quede sin provisión de combustibles fósiles, incluidos lógicamente los suecos que le dieron el premio y, por ejemplo, el hijo de Lennon.